La indiferencia de las ranitas me hace llorar
La niña tendría unos nueve o diez años. A ratos pareciera que todo lo que existía en el mundo, le pertenecía por completo. Su pestañeo bastaba para estar aquí y de pronto allá, nada era impedimento para que su pasos recorrieran cualquier camino. La calle también era de ella. Su pasatiempo preferido era burlarse de… Leer más La indiferencia de las ranitas me hace llorar