Miedo, angustia, depresión o ansiedad, todos o algunos de esos padecimientos llegaron para instalarse en mi vida. La medida de seguridad primeramente fue: no salir de casa, quédate en casa, recitaban los slogans en radio y televisión. Después de dos años se han establecido nuevas normalidades según la evolución de contagios y muertes por el COVID. Después de un año de trabajar en casa regresé a la oficina con cierto temor mientras extremaba las medidas de prevención. La confianza iba ganando terreno poco a poco. Las noticias no dejaban de dar cuenta de nuevas olas de contagios y más muertes.
Mi esposa fue la primera que se animó a viajar con sus amistades. La vida sigue, me decía y hay que vivirla. Estábamos ganando más confianza. Viajar con precauciones resultó ser saludable emocionalmente. Las reuniones con amistades y familia se iban dando con más frecuencia. Algunos de ellos ya se habían contagiado y afortunadamente lograron sobrevivir. Mientras, por otro lado, igual familia y amistades han partido.
La vida sigue y mirando lo positivo de esta situación es que aprendí a practicar la meditación y el yoga para controlar el estrés y la ansiedad, la gratitud se tornó en algo prioritario para tenerlo presente en cada momento y me di cuenta de qué es lo más valioso que poseemos: nuestra familia y el cuidado de nuestra salud.
Hace una semana, mi esposa y yo viajamos a Punta de Mita en Nayarit en compañía de una hermana de mi esposa y su marido. Nos merecíamos estas vacaciones, realmente fue reconfortante, saludable y nos lo merecíamos de verdad. La playa y el mar son formidables, las albercas estaban perfectas para disfrutar de la paz y tranquilidad de varios días soleados que en ocasiones se nublaban por el huracán Grace que merodeaba por el país. Llovía por las noches.
Es normal tener miedo a lo desconocido, a lo que no podemos controlar, pero la vida sigue y lo mejor es vivirla aprendiendo a controlar nuestros miedos, pero hay qué estar atento para nuevos aprendizajes.
Punta Mita es una aldea pesquera en el Pacífico en la Riviera de Nayarit.
Hisilicon Balong