Identidad hispanoamericana y la globalizacion, diversidad y sincretismo.
Autor: Rafael Jurado.
Identidad
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Somos una especie viva denominada ser humano racional (homo sapiens) para distinguirlo sobre otras especies. El planeta consta de diferentes regiones caracterizadas por el clima y los recursos naturales que el ser humano ha tenido que poblar y vivir en diferentes momentos históricos. Ahí es donde empieza la diversidad. Para acercarse a un concepto específico de identidad, es necesario traer a colación los temas de herencia y raza. ¿Qué es la herencia? Francisco A. Gomezjara establece que “herencia es la ley biológica por la que los seres vivos tienden a repetirse en sus descendientes y transmitirles sus características”.[1] Esta característica se debe de tomar, como parte funcional o biológica de los organismos. Uno de los factores que afectan la herencia sin duda alguna es el medio ambiente donde habitarán los descendientes ya que incide en algunas características de la especie y que van conformando lo que sería la raza. Este concepto es utilizado para numerar características secundarias del ser humano y que a través de la historia se ha demostrado que ha tenido consecuencias fatales al darse el racismo, esa parte reprobable donde desgraciadamente todavía se dan tendencias de considerar razas superiores o inferiores. Las diferentes condiciones históricas han dado la pauta para conformar las diferentes realidades actuales y lo que pudiera considerarse como atrasos culturales, no han sido por la diferenciación de las razas.
El ser humano, visto como individuo, vive una realidad y percibe la suya propia de acuerdo al momento histórico que le corresponde y esto tiene que ver sin duda alguna con sus orígenes. La historia es una realidad y lo único que podemos cambiar de eso es la manera de plantarnos ante ella. Nosotros como individuos, estamos insertos en una sociedad y en un tiempo histórico en el que “somos”, en el que tenemos conciencia de nosotros mismos y de los otros. Ignacio Medina Nuñez señala que “La identidad cultural de una comunidad se manifiesta tanto en la misma conciencia que tiene la misma comunidad sobre sí misma, en expresiones literarias y filosóficas, como en la identificación que hacen de esa comunidad otros grupos humanos del mundo”[2]. Por otro lado, Kant menciona sobre su filosofía de la conciencia:
“La identidad de mi mismo en distintos tiempos no es, pues, mas que una condición formal de mis pensamientos y de su cohesión… Por ello debemos, en cualquier caso, juzgar necesariamente que somos los mismos en todo tiempo del que poseemos conciencia” (Kant 1994:341-342; Gullen 2002 y 2003:73-87).
Esta conciencia nos dará la pauta para sentirnos y sabernos “identificados” en un mundo convulso, dinámico y de una globalización creciente. Ante este panorama, surgen varias interrogantes en las que vale la pena reflexionar e intentar apreciar de una mejor manera la realidad que nos toca vivir. ¿Existe una identidad hispanoamericana? En estos tiempos de productividad y eficiencia, ¿tiene algún fin práctico el concepto? ¿Cómo afectan los procesos actuales de globalización a dicha identidad? ¿Se puede hablar de identidad ante un contexto de cultura múltiple y diversa? ¿Cuál es el perfil de dicha identidad? Patrimonio cultural e historia, son elementos fundamentales de ese perfil pero será necesario abordarlos a detalle para su mejor comprensión.
Patrimonio cultural.
Se puede entender como patrimonio cultural todo aquello que se hereda de generación en generación como pueden ser usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas así como arquitectura y espacios que las comunidades reconocen como parte de su identidad y continuidad histórica. La misma historia, el entorno y su interacción con la naturaleza serán fundamentales para considerarlas como parte de su patrimonio cultural. En resumen, es todo aquello que perdura como testimonio de la creación humana y de la evolución de su interacción con la naturaleza.
Los analistas del tema han hecho una división del patrimonio cultural dividiendo en tangible, tangible mueble, tangible inmueble e intangible. Lo tangible serán aquellas obras físicas producto de la cultura. Se presenta el siguiente diagrama para citar algunos ejemplos:
La UNESCO define el Patrimonio Cultural de la siguiente manera:
“El Patrimonio Cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas.” (Definición elaborada por la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre el Patrimonio Cultural, celebrada en México en el año 1982)
Como parte de la identidad y continuidad histórica de la cultura de una comunidad, el estado considera dentro de sus políticas culturales, la conservación y preservación del patrimonio cultural. La idea fundamental es apoyar el desarrollo y mejorar las condiciones de vida de los miembros de las comunidades. La industria del turismo cultural así como la comercialización del producto de las tradiciones culturales es un ejemplo. Sin embargo, el individuo se beneficia además con el sentimiento de pertenencia y conociendo su pasado, puede entender mejor su presente.
De todos los elementos que constituyen el patrimonio cultural como conformadores de una identidad, solo se tomaran los siguientes dada la extensión del presente documento y por considerarlos de mayor importancia: Historia, lengua y religión.
Historia
Mucho tiene que ver el sentido de pertenencia con la identificación. El ser humano descubrió que formaba parte de un grupo y que eso lo hacía más fuerte ante el enemigo o ante quienes quisieran imponer sus propias identidades. Lo que se llama identidad hispanoamericana, tiene también su propia realidad histórica y tiene que ver con muchos de esos elementos de identidad.
El concepto de Latinoamérica nació con la independencia de los países que estaban conquistados por Europa. Simón Bolívar tuvo un sueño en el Chimborazo que intentaba identificar a todas esas regiones independizadas como una sola nación a la que proponía llamar Colombia en honor a Cristóbal Colón. La identidad hispanoamericana nace de la hispanidad colonial y de los elementos discriminados: indios y negros principalmente. La identidad a la que se refería Bolívar, está plasmada en La Carta de Jamaica de 1815 y se puede resumir en: valoración del pasado, un ideal americanista y la formación del estado. Esto es lo que se conoce como primer hispanoamericanismo.
Como parte de una nueva identidad, se buscaron nuevas líneas de pensamiento basadas en la idea del progreso, de lo original y propio y del positivismo. Fueron los intelectuales de diferentes épocas, quienes se encargaron de reforzar la idea de la emancipación y así nació el concepto de Latinoamérica. Dicho término se refiere a un bloque de naciones donde los lenguajes oficiales provienen del latín (español, francés y portugués). Con base a ese criterio, se puede hacer una distinción del concepto de Hispanoamérica, denominando así al bloque de 19 naciones, desde México hasta la Patagonia, donde el español es considerado como idioma oficial o co-oficial.
Lengua
Comenta Jose Luis Abellan, en su obra El pensamiento español contemporáneo y la idea de América: “La lengua es la primera forma de interpretación de la realidad, el instrumento indispensable para manejar ésta. Los hombres que viven en Hispanoamérica, sean de origen italiano, libanés, o alemán, viven inmersos en la lengua española y por consiguiente en una sociedad española” (Pag. 337).
La lengua es una realidad más que contribuye a la identidad. Va mas allá de la geografía, es decir de los territorios delimitados por sus fronteras, va más allá de las ideologías políticas. Entonces podemos decir que la lengua es otra de las realidades de identificación.
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Religión
Otra más de las realidades que a través del tiempo se ha conformado en un claro ejemplo de sincretismo cultural. La visión teológica de los primeros pobladores, en mucho fue destruida por la evangelización con el catolicismo ya que éste, consideraba paganos los ritos de los conquistados. El tema de la religión sin duda alguna genera amplios debates, sin embargo, lo que es claro, es que los países de Hispanoamérica, se sienten identificados en los dos tipos de culto: el de adoración a un solo Dios y un culto de honor que rinde a los Santos debiéndose referir siempre a Dios.
Diversidad
Considerando la extensa región que conforma a Hispanoamérica, es natural que exista una gran diversidad en todos los aspectos además del geográfico. Como se mencionaba anteriormente, el español es la lengua oficial, sin embargo, esto no excluye a los dialectos y lenguas locales donde el individuo se desarrolla en una sociedad predominantemente española por el español. De igual forma sucede con la religión, a sabiendas de que existen variadas sectas. El mismo mestizaje es variedad y de aquí se puede desprender el tema indígena, otra de las realidades históricas dentro de la diversidad cultural de Hispanoamérica. Sin duda alguna el indigenismo ha tenido su propia y particular identidad no solo en Hispanoamérica sino en toda Latinoamérica. El tema ha estado ahí latente desde los principios mismos de la historia, desde la esclavitud y hasta la exclusión de la misma sociedad en nuestros días. La democracia que viven muchas de las naciones de Hispanoamérica, viene a ser perturbada por el tema indígena, de ahí que exista dentro de su evolución, muchas de las crisis sociales, políticas y económicas actuales, sea por marginación o explotación de dichas clases.
Desgraciadamente algunos grupos utilizan de manera política, un abanderamiento en pro de dichos grupos que no son mas que disfraces para obtener resultados electoreros o beneficios de intereses alejados de la realidad.
Globalización
De acuerdo a la definición de la Real Academia Española, globalización es la “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales” (DRAE 2006, 23ª edición). Sin duda alguna, el desarrollo y éxito de dicha expansión, ha sido posible por los avances tecnológicos y los medios de comunicación. Aún cuando él génesis del concepto de globalización sea de carácter económico, en la práctica se puede observar que es posible afrontar el concepto desde dos perspectivas diferentes, interrelacionadas, no excluyentes: la económica y la cultural. Carmen Centeno Añeses nos indica claramente dichas posturas y sus posibles consecuencias[3]:
“Si la globalización es entendida como proceso de modernización de las estructuras caducas de la sociedad, productos del neocolonialismo, de algún modo, el proceso es una implementación de un modo de pensar de la sociedad occidental, y por tal sólo habría la globalización de un sistema político, social e ideológico; pero si la globalización es la universalización de las culturas, de los códigos culturales, y por tanto, de las identidades culturales y nacionalidades de los diferentes continentes, habría una apertura a la universalidad de la diferencia, de lo heterogéneo, de la otreidad, y una genuina existencia de lo individual en la universalidad”.
Los medios de comunicación tiene mucho que ver como instrumentos conformadores de moda, costumbres, pensamiento y todos aquellos aspectos que interesen a las transnacionales, producto del capitalismo avanzado y defendidas por el neoliberalismo, como lo expresa Featherstone: “espacio de flujos en los que capitales, tecnologías, mercancías, personas, mensajes e ideas circulan amplia y libremente a escala planetaria” (cf. Featherstone 1994), estas dinámicas inciden directamente en factores que tienen que ver con la cultura.
Gracias al proceso de globalización, de alguna manera ha resurgido y además se ha fortalecido en los últimos años, el concepto de identidad hispanoamericana sobre todo ante una necesidad de hacer frente a la globalización o cuando menos, como dice Carlos Iván Degregori: “En efecto, no todos se aculturan o no lo hacen totalmente. Por el contrario, conforme se intensifican los contactos entre pueblos y culturas diferentes se intensifica también el deseo de esos pueblos de reafirmar sus identidades propias”[4]. Esto se produce por el contraste de reconocer a los otros y a nosotros mismos.
Llevando por delante el objetivo económico capitalista como dinámica de esta misma globalización, en América se han creado bloques de países con un interés común de generar esos flujos económicos y culturales. Algunos son llamados tratados de libre comercio como el MERCOSUR donde participan Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. Existen otros bloques regionales como La comunidad Andina o El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). Estas uniones se crean por grandes conglomerados transnacionales y gobiernos así como de otros sectores de menor peso.
Ante la globalización, ¿nos encontraremos próximamente frente a una sola cultura? Con la vertiginosa velocidad de los cambios que han existido en los últimos veinte o treinta años, ha existido la necesidad de establecer nuevos conceptos sociológicos ante las variantes de la semiología que se reinventan o se redefinen día a día. Tomemos varios ejemplos. Primero, para el concepto de cultura se tienen mas de cien definiciones, esas variantes polisémicas, le dan al tema una riqueza especial. Segundo, como parte de esa reinvención, se toma el caso de la eutanasia. Los avances en la tecnología han obligado a redefinir el discurso y los valores ante lo que anteriormente se entendía por eutanasia. Tercero y por último otro ejemplo, relativamente de reciente creación, es el de aldea global. El sociólogo canadiense Marshall McLuhan lo acuñó precisamente por el mismo avance en las telecomunicaciones vía satélite: la televisión fue el primer medio de información de masas, posteriormente vendría el Internet. Se trata de la idea de que toda la sociedad humana comenzaría a cambiar y su estilo de vida se transformaría como una aldea. Existen ideales actuales que anteriormente no se tomaba en cuenta, como por ejemplo la ecología.
La lingüística será parte fundamental para que un futuro podamos estar asimilando tal vez nuevos conceptos, dependiendo del punto de vista del interlocutor, de quien exponga sus valores o motivos. Actualmente se puede mencionar el concepto de cultura local, que con la globalización adquiere un mayor contraste para identificar aquello que por la naturaleza, el territorio físico, las condiciones socioeconómicas y el estado, todavía vienen a dar la identidad característica de cada elemento globalizado. Para ser más explícita esta idea, tomemos los siguientes términos: cultura universal, cultura general, cultura específica. Esta mención es arbitraria pero puede ser útil para esclarecer si estamos frente a una cultura única. Uno de los rasgos distintivos de la cultura es su diversidad tomando en cuenta los diversos niveles tanto de cohesión como de integración a sus miembros. La cultura universal puede tomarse en cuenta considerando, tomando en cuenta como única especie que somos (homo sapiens), todos aquellos aspectos relativos a su origen fisiológico y del mismo origen histórico. En la cultura general se puede hacer referencia a los límites geográficos, históricos, lingüísticos y religiosos y por último, lo que puede ser cultura específica es aquella que se da por regiones y grupos diferentes que conforman a un estado, por ejemplo rural o citadina.
Es indudable que la globalización viene a influir en cualquiera de los conceptos anteriores y dependiendo del lado en que se encuentre el actor social, algunos serán a favor otros en contra. Por ejemplo, considerando la globalización de los mercados, los grandes capitales se mueven bajo un esquema de relaciones sociales capitalistas, esto favorece los grandes negocios a escala global, pero aumenta distancias entre países ricos y pobres, entre élites económicas o profesionales y trabajadores descualificados, entre gente con empleo fijo y grupos desposeídos de sus empleo o formas de ganarse la vida. (Cfr. José Taberner Guasp ,1999, 10 Términos sociológicos para el siglo XXI, Fundación Emmanuel Mounier Colección Sinergia, Pp. 43)
Estamos ante un proceso evolutivo y debido a que las sociedades van en esa evolución, la globalización es parte de esos cambios que obligan a repensar la sociedad ya sea universal, general o específica. No creo que sea adecuado mencionar que estamos ante una sola cultura y para tal efecto, citaré a Francisco A. GomezJara:
“Toda cultura crea patrones explícitos e implícitos de conducta, adquiridos y transmitidos por medio de símbolos, llamado cultura. Son reglas destinadas a organizar la vida social y personal. A su lado coexisten subculturas, contraculturas y transgresores individuales”[5]
De acuerdo a lo anterior, creo que estamos ante una nueva cultura, pero no la única, favoreciendo al concepto de multiculturalismo.
Desarrollo
A lo largo de la historia, se ha demostrado que los países desarrollados, tienen ventaja sobre los no desarrollados o en vías de desarrollo. Para ese fin se creó el concepto de tercermundista. Para muchos intelectuales y políticos, otro de los elementos que identifican a Hispanoamérica es que este bloque se encuentra en vías de desarrollo. Esto lo ha hecho vulnerable ante las embestidas de la globalización. Para otros, surge la necesidad de una liberación de las fuerzas en que se encuentran atrapadas las naciones y que no le permiten llegar al desarrollo. Pero, ¿qué se entiende por desarrollo? En términos económicos, se puede decir que es “la condición de vida de una sociedad en la cual las necesidades auténticas de los grupos y/o individuos se satisfacen mediante la utilización racional, es decir sostenida, de los recursos y los sistemas naturales. Para ello se utilizarían tecnologías que no se encuentran en contradicción con los elementos culturales de los grupos involucrados. Este concepto integra elementos económicos, tecnológicos, de conservación y utilización ecológica, así como lo social y político”[6]
Por otro lado, en el sentido humano, se puede decir que es el paso de una sociedad tradicional a una sociedad moderna que brinde bienestar a sus miembros. Esto puede tener sus orígenes en la teoría del evolucionismo, donde se parte del primitivismo hacia un avance de modernidad y bienestar. Siempre existirá un más allá, un horizonte que viene a estar marcado por aquellas naciones que llevan cierta ventaja, luego de ahí los medios de comunicación son los encargados de transformar dicha visión, originando nuevas necesidades innecesarias de bienestar. Esto impulsado por el capitalismo. De aquí entonces, parte la idea de que seguimos todavía en vías de desarrollo.
Conclusión.
Vivimos una realidad producto de la historia en un espacio físico y temporal, donde tenemos la necesidad de sabernos pertenecientes a ello. La conciencia de conocer al otro para sabernos identificados, viene a darse por varios elementos comunes. Sin embargo, ante la diversidad cultural y los procesos modernos de globalización, impulsados por la tecnología y los medios de comunicación, la identidad viene a tomar mayor relevancia, donde por contraste se observa al otro y a uno mismo. La globalización podrá reportar beneficio para algunos, sobre todo a los intereses expansionistas del capitalismo, pero es necesario tener conciencia y tomar acciones que reduzcan el abismo diferencial que se produce con los procesos globalizadores. Tenemos una gran herencia histórica, rica pero que todavía conserva gran parte de su tradición fatalista al considerar el advenimiento de los acontecimientos cotidianos como parte de algo sobre lo que no se puede hacer nada, de fuerzas sobrenaturales, de los dioses o algo así. Valores como la conducta emprendedora , actitud crítica, búsqueda la libertad personal, contrastan con los valores de los pueblos colonizados y que actualmente se pueden considerar como parte de la identidad hispanoamericana. Entre ellos tenemos la pasividad, el tradicionalismo y la autoagresividad (Cfr. Gomezjara, Francisco A., 2008 Sociología. México, Editorial Porrua . Pp. 411).
El ideal bolivarista, que suponía una unidad cultural de Sudamérica, parece ser la base en que a través de la historia en general, se ha demostrado que la idea de progreso y desarrollo, estriba en la creación intelectual, la literatura, el arte, es decir, todo aquel quehacer cultural del ser humano. Como expresó Miguel Rojas Mix: “… generan la independencia de espíritu que es necesaria para el progreso… Su creación –la de una literatura y arte continentales- debe cancelar el colonialismo; porque solo una cultura y arte independientes pueden producir la autonomía intelectual” (Miguel Rojas Mix, 1993:62).
¿Todavía será vigente éste ideal?
Bibliografía
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Histórico, Año VI, nº 25, Diciembre 1998, Junta de Andalucía, Sevilla. Texto completo del artículo
Morales Miranda, Jorge: Guía Práctica para la Interpretación del Patrimonio. El arte de acercar el legado natural y cultural al público visitante, Consejería de Cultura, Junta
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Direcciones y recursos de Internet (sobre Patrimonio Cultural).
www.interpretacióndelpatrimonio.org
www.juntadeandalucia.es/cultura/iaph/publicaciones/dossiers/dossier01/dossier1art 4.html
[1] Gomezjara, Francisco A., (2008) Sociología. México, Editorial Porrua. P. 209
[2] Medina Nuñez Ignacio, (2000) INTEGRACION CULTURAL DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: DESFÍOS PARA EL III MILENIO, AUNA-Cuba y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (México), en Morelia, Pags. 149-163.
[3] Centeño Aneses, Carmen(2006), Nuevas cartografías críticas: problemas actuales de la Literatura Iberoamericana, Lima, Perú.
[4] Degregori, Carlos Iván. Construyendo nuestra interculturalidad: Peru: identidad, nación y diversidad cultural, 2004, [Fecha de Consulta: 01/04/2009]. Disponible en Web: http://www.interculturalidad.org/numero01/b/arti/b_dfo_030404.htm
[5] Gomezjara, Francisco A., (2008) Sociología. México, Editorial Porrua . Pp. 437
[6] http://www.zonaeconomica.com/concepto-desarrollo