
He descubierto la inutilidad
del lenguaje y sus incipientes sílabas
para tratar de expresar algo tan sencillo
y tan humanamente natural
que fracaso en el intento.
Sin embargo, algo se tiene qué hacer
dentro de lo humanamente posible
para abrir esas compuertas
que inevitablemente cederán
ante ese cúmulo de emociones.
Hasta aquí
para no asesinar
con el filo del convencionalismo
al poema que se vive y se respira
cuando tejen los hilos de tu mirada.