Libros: Un viejo que leía novelas de amor.
Luis Sepulveda. Un viejo que leía novelas de amor. España, Tusquets Editores, 1993, pp 144. Escrita en español.
El autor, chileno, ha viajado en gran manera. Muchas veces obligado por las circunstancias políticas de su propia historia. TRabajó con Salvador Allende y después del golpe de estado, fue encarcelado y posteriormente exiliado. Actualmente vive en España. Ha sido cineasta, productor de teatro y escritor. Ha formado parte de la Unesco y es ahi donde tiene contacto con los indios shuar personajes de la novela, de la cual ha vendido mas de 18 de millones de ejemplares. Esta obra ya ha sido llevada a la pantalla bajo la direccion de Rolf de Heer y estelarizada por Richard Dreyfuss.
EL personaje principal de la novela, llamado Antonio José Bolívar Proaño, vive en un pueblo lejano dentro de la selva amazónica. Convive con los indios shuar, de los cuales aprendió a vivir dentro de la selva y a cazar al tigrillo. Al pueblo se llega unicamente por el rio, por embarcacion y cada dos años llega Rubicundo LOachamín, dentista, para dar servicios a los habitantes del pueblo y proveer de novelas al viejo Antonio José que pronto estará leyendo para olvidarse de su soledad y vejez.
El primer conflicto que tiene Antonio Jose es con el alcalde del pueblo que lo hostiga continuamente. Los sahuar encuentran el cadaver de un gringo integrante de un grupo de cazadores que mataron a las crias de un tigrillo y la hembra dolida, anda en busca de venganza. Cada vez que Antonio Jose leía algo que no entendía de las novelas, lo hacía varias veces y repitiendo en voz alta el texto. Eso de besar ardorosamente no lo entendía , muy pocas veces había besado a su esposa Dolores Encarnación del Santísimo Sacramento Estupiñan Otavalo. “La mujer unicamente le respondía con ataques de risa, o señalaba que podía ser pecado” (p 82) pero nunca recordaba algo así como “ardorosamente” además entre los shuar no existía esa costumbre. Antonio Jose decide salir a cazar a la hembra porque tarde o temprano llegaría hasta El Idilio, pueblo donde vivian.
El autor, gran defensor de nuestro planeta, logra un canto extraordinario a la selva amazónica y nos traslada mágicamente a sus veredas y vegetaciones exhuberantes con un lenguaje alegre, diáfano. Nos hace reflexionar sobre la estúpida ambición del ser humano para colonizar y a su paso destruir los recursos de nuestro planeta. A través de Antonio Jose “maldice a todos los que emputecían la virginidad amazónica “. El tema del amor no es comprendido ni disfrutado por los shuar tal y como lo hace el viejo. Sus intentos por hacerles comprender leyendoles en voz alta y pausada las novelas , pero entonces nadie entiende como es que en Venecia las casas flotan sobre las aguas. A lo largo de ocho capítulos, encontramos bastantes símiles y metáforas: “El cielo era una inflada panza de burro colgando amenazante a escasos palmos de las cabezas ” (p 13) “Al entrar en la choza, por entre la capa de lluvia pudo ver sobre el muelle la solitaria y obesa figura del alcalde bajo el paraguas, como un oscuro y enorme hongo recién crecido sobre las tablas” (p. 80).
Esta obra logra tocar dos notas sensibles: el tema del amor y la aventura. De alguna u otra forma nos identificamos con el viejo, el eterno romántico que existe en nosotros y que va emergiendo en gran manera conforme nos hacemos viejos. Por otro lado, leer sobre aventuras nos saca de nuestra realidad para adentrarnos en viajes y lugares desconocidos, situaciones muchas veces de peligro, como el que un viejo vaya a cazar un trigrillo. Por fortuna todavía podemos leer novelas de amor antes de ser viejos.
Rafael Jurado.