Mi alma árbol se mece con el sonido de tu voz que me llama. Camino en ritmo y voy hacia el rostro del exterior, miro en sentidos opuestos y el cielo llora estruendos bajo el cobijo de una melodía universal. Llueve alegre, llueve afuera. Sigo tu canto a un paso andante bajo el cielo nube rosado que invita a un solo eco con truenos y relámpagos. Las líneas verticales de agua se miran como cortinas de bosques llorones, ya veo los sonidos de un nuevo amanecer , otro engaño de la esperanza, el falso momento que en vano intenta sostenerse por sí solo. ¡Pero qué importa! sigue siendo alegre y busca fugarse hacia mis entrañas, directo a mis saltitos y carreras por desear no ser arrastrado por el rio que se ha formado en la calle. Pero la lluvia en éxtasis se resbala, se escurre y diluye la capa de pintura vida. Entonces recuerdo que fue en un día como éste, cuando te solté y te fuiste con el viento. Ahora vuelas libre, pero ¡qué importa! Nuestras alas son a prueba de sangre y olvido, eso, nadie lo entenderá porque llueve alegre, llueve afuera.