Cuando quiero escribir.
El “Querer-Escribir”= actitud, pulsión, deseo, no sé: mal estudiado, mal definido, mal situado. Está bien sugerido por el hecho de que no existe una poalabra en la lengua para esas “ganas”; o más bien, excepción sabrosa, existe una, pero en el bajo latín decadente: scriptuire, registrada una sola vez por Sidonio Apolinar, obispo de Clermont-Ferrand (siglo V), que defendió Clermont contra los visigodos (importante obra poética). Quiero decir que, puesto que existe una palabra en una lengua, aunque sea una vez, es que falta en todas las demás.
¿Por qué? Sin duda, porque es muy minoritaria; o quizá, de manera más retorcida, porque pulsión y actividad, aquí, están en una relación autonímica: el querer-escribir pertenece únicamente al discurso del que ha escrito, o no es recibido sino como discurso del que ha logrado escribir. Decir que se quiere escribir: ésa es la materia misma de la escritura; por ende…
Ver la entrada original 352 palabras más