El arte de la seducción en Canción y diálogos de amor de Mario Arras.
Todo empezó en el año de 1925, en la capital del mundo, o sea en Parral. Ahí nació el artista: Mario Arras. Han pasado algunos años y ser lo que es Mario Arras es fácil plasmarlo en unas cuantas líneas, pero lo difícil es ir en ascenso como lo ha hecho él: arquitecto, poeta, novelista, crítico, amigo, hombre cabal, esposo, padre, maestro, periodista, museógrafo y más, es sin duda alguna ser artista. Y como tal está preocupado por comunicar sus sentimientos valiéndose del arte de la palabra.
Alí Chumacero, (Nayarit, 1928), contemporáneo de Arras, comentaba en una entrevista que el arte tiene por objeto hacer permanecer una conciencia en el correr del tiempo. El tiempo corre, el arte lo detiene… los poemas escritos, nos dejan la permanencia de esos momentos y que quedan viviendo dentro del margen de aquello que ha creado. La poesía es rescatar un momento y dejarlo vivo, latiendo, encendido siempre, como una lámpara que no se apaga. [1]
Así, tratando de salvar su sentir, el artista Mario Arras empieza a escribir poesía presentando su primera obra en 1954 titulada Línea de sombra y con el tiempo vendrían otros libros más. Uno de ellos fue el presentado en octubre del 2000, titulado Asilo al Tiempo y en esa ocasión, leyendo los comentarios iniciales del arquitecto Ramón Antonio Armendáriz Aguirre, conocí la lista de las diferentes publicacion
es existentes del artista Arras y que hasta entonces eran tres libros de Arquitectura: Una casa en Monterrey (1960), La catedral de Chihuahua (como co-autor, 1978) y Paquimé. La cultura de Casas Grandes. Y en poesía Asido al viento (1966), Canciones de viento (1968), La misma voz (1978), Los pequeños mundos… y otros sueños (1983), Salterio de las horas muertas (1988), Décimas y sonetos (1995) y como obra inédita la titulada Canción y Diálogos de amor que estaba catalogada como pieza de teatro en la cuarta de forros de la obra Los pequeños mundos… y otros sueños.
Hoy, después de algunos años y con una historia propia justificando su aparición hasta estos días, por fin se ha publicado bajo La Colección Autores Chihuahuenses del Instituto Chihuahuense de la Cultura.
Canción y diálogos de amor viene a nosotros con una calidad excelente de manufactura y complementada por una ilustración en la portada de Salvador Marrero además de ocho viñetas en sus interiores de la artista Elvira Rascón elaboradas en 1978. En dichas gráficas se puede apreciar ya, el tema central de la obra que es la historia de un encuentro amoroso entre dos seres y que por medio de su apoyo visual, nos muestra el aura que une o tal vez un vaho hecho de la misma esencia de las palabras que conforman sus diálogos o será acaso lo que la doncella menciona como atmósfera de fuego / y blanca vehemencia que funden tu impulso en mi celo (p. 34).
La obra se va desarrollando en forma de diálogo entre un Doncel y una Doncella. La primera voz que se deja escuchar es la de una mujer que no ha conocido varón cantando junto al balcón. Entonces encuentra resonancia en el doncel que llega amoroso al encuentro. Para finalizar la obra, hay un coro de narradores omniscientes que nos relatan el momento cumbre del encuentro donde con un grito de los dos/ sublimados/ detienen el tiempo . / Espasmo/ y dicha son uno mismo.
Mario Arras se ha caracterizado por elaborar una poesía de excelente ritmo, y en esta ocasión así lo podemos constatar donde además de apreciar algunas rimas ocasionales y métrica variada, nos muestra su atinado uso del poder de la metáfora, como por ejemplo al mencionar eres la mar que al filo del insomnio/ se baña del calor de los espejos… y también de poderosas imágenes como En la playa amanece tu cuerpo/ sin palabras lo
seduce el viento/ y lo embriaga… y en la noche grata/ quemamos incienso/ en las brasas de tus muslos inquietos.
Ahora bien, hablando del fondo, podemos encontrar varios elementos que no son propios de esta obra, sino que los encontramos existentes en gran parte de su obra poética. Esos componentes son artificios utilizados por el autor para intentar decirnos de una manera artística, el significado de su poética particular y en este caso, el ritual de dos seres amorosos. Esos elementos puestos en la voz de la doncella y doncel son: el mar, el tiempo, espejos, agua, calor, fuego, viento, lluvia, luz. Es importante señalar que en la voz del doncel predomina la contemplación de instantes de luminosidad o de color:
Esa noche del camino que termina en un espejo con su aguda luz violeta… (p.23) ...que cubiertos con el velo de sigilo anidaban en la lluvia el momento luminoso… (p. 23) ...con las horas que el viento pulveriza llenas de luz tus ojos (p. 31) Codicio tu ternura ubérrima de luz y de rocío... (p. 39) Dormir contigo, en tu cuerpo como lecho, es hacer un nudo con el viento y el amor mas luminoso... (p. 43) En el tiempo me siento bañado por tu aliento como el blanco lienzo que cubre nuestro anhelo... (p. 49) ...entregando con gemidos su vida al azul momento (p. 55)
Bajo el ritual de dichos artificios, el doncel y la doncella se van envolviendo en una espiral ascendente de alabanzas, contemplaciones, sueños que son deseos, caricias, besos, ansias de cuerpos, como el río que asciende en espirales / buscando el fulgor de los espejos. (P. 43).
Con el único afán de ingresar al disfrute del misterio de esos elementos, será necesario acudir a los motivos poéticos que llevan al artista a plasmar el misterio de su palabra. Decía Benedetti en su obra El ejercicio del Criterio, el poeta suele tener muy explicables razones y pudores que lo llevan a camuflar su vida íntima, a cubrir sus confesiones con veladas imágenes, con nieblas de palabras, cortinas de humo y metáforas… [2] Estas razones son claves que bien podríamos dar o no en el blanco si intentamos profundizar en más capas hacia adentro, pero qué importa eso si logramos que el poema sea nuestro identificándonos con él ya sea de una manera pasiva o activa siendo protagonistas del arte de amar.
Se puede entender al arte como todo aquello que se hace por industria y habilidad del hombre, por lo tanto, ¿será posible contestar con eso a la pregunta de Erich Fromm colocada al inicio de la obra y que dice: ¿Es el amor un arte? Mario Arras nos ha demostrado que efectivamente amor y amar es un arte y logra recrearlo a través del arte de su poesía.
[1] José Angel Leyva, (2000), Verso con Verso, México, Ediciones Alforja en conjunto con Instituto Municipal del Arte y la Cultura de Durango, p. 53
[2] Mario Benedetti, (1989), El ejercicio del criterio, México, Ediciones Nueva Imagen, p. 31
Articulo publicado en la revista Solar del Instituto Chihuahuense de la Cultura Año 15, Numero 56, Marzo 2007. Autor: Rafael Jurado