Liliana Weinberg. Pensar el ensayo. México. Siglo XXI, 2007. 225 p. Linguistica y teoría literaria. Escrita en español.
Liliana Weinberg es especialista en el estudio y análisis de la literatura, sobre todo en el género del ensayo. Pensar el ensqayo de Weinberg es un libro de ensayo sobre el ensayo. Esta obra, enmarcada en la categoría de Linguistica y teoría Literaria, se divide en cuatro partes:
- Introducción. Los motivos de Prometeo.
- Abrir el ensayo
- Pensar el ensayo
- Fronteras del ensayo.
Desde un inicio, la autora nos marca la importancia de un más acá y un más allá del texto y es así que nos interna en el proceso del pensar el ensayo. El más acá, la forma del texto, su inscripción en la prosa del mundo, su discurso, la pragmática y su juego con el lenguaje. Por otro lado, el más allá, exterior, el que conduce al acto interpretativo, la representación poética del pensar. El ensayo es ese “género degenerado” donde se puede escribir lo pensado y que viene de una lectura del mundo, de la vida, o simplemente de otro texto. Pero escribir ensayo implica una organización artística, afirma la autora. A lo largo de la obra nos va señalando la ley fundamental en la que se basa el contrato de intelección: el que piensa escribe. “El ensayista es un especialista en esa actividad humana por excelencia que es el acto de entender el mundo , dotarlo de sentido, ponerlo en valor” (p. 16).
Nos señala, además, que éste género literario, debe de conservar ciertas características de acuerdo a los estudiosos, por ejemplo que debe ser un escrito dedicado a ofrecer el punto de vista respecto de un tema, vinculado a la prosa, no ficcional, apertura a una amplia gama de temas y formas de tratarlos, concisión, contundencia, voluntad de estilo (p. 18). Una operacion del espíritu, un estilo de pensar, de decir.
Otro aspecto importante es la temporalidad del presente. En repetidas ocasiones nos subraya que el ensayo es una escritura de una lectura y una lectura de una escritura. Interpretación y entendimiento y la preocupación de hacer público lo privado y privado lo público: “Se trata de un hacer diciendo, un decir haciendo arraigado en el presente en el acto de enlazar situación y situación enunciativa con enunciado y sentido” (p. 29).
Weinberg nos remite a varios autores que han hecho público su pensar sobre el tema del ensayo. Huxley es el primero y señala lo que para él debe de contener el ensayo: caracter personal y autobiográfico, objetivo factual particular concreto y abstracto universal. Para Virginia Woolf el ensayo debe dar y recibir placer y le da mas importancia a la idea la cual debe de preceder a la forma. (P. 61-70). Camus plantea la dificil relación entre ensayo y poesía hasta acercarnos a los límites del poema en prosa. Alfonso Reyes, Italo Calvino, Odiseas Elytis, Borges y Mario Vargas Llosa son otros autores que Liliana Weinberg incluye y a los cuales invariablemente debemos de remitirnos para lograr una apreciación más profunda del tema.
“El que piensa escribe” (p. 125) sigue insistiendo Weinberg. Y así analiza un punto de partida en el que Montaigne inició lo que es el proceso de escribir sobre una lectura. Ella, al igual que otros estudiosos, señala la existencia de ciertos pares opuestos que se tienen que atender al momento de hacer análisis de los ensayos. “carácter absoluto-carácter relativo, centralidad-direccionalidad, ficción-no ficción, falta de forma-método, yuxtaposición-linealidad, anáfora-catáfora, naturaleza-cultura” (p. 134) pares basados en la obra de Claire de Obaldía. Pero ella va mas allá y aporta nuevos: “acontecimientos-sentido, opacidad-transparencia, subjetividad-objetividad, individuo-comunidad, monólogo-diálogo, particularidad-universalidad, texto-contexto, discurso-práctica, unicidad-generalidad” (p. 134-135).
Realiza un análisis de la importancia que tiene la paradoja dentro del género y cuestiona los límites que tiene el ensayo para considerarlo como prosa no ficcional o aquellos límites entre prosa y poesía. Toma el caso de Octavio Paz y se basa en él para clarificar la realación entre ensayo y poesía, entre ensayo y críitica (p. 176) remitiendonos a la obra El arco y la lira. Por otro lado, nos muestra a un Borges que maneja magistralmente el ensayo ficcional, alcanzando un nuevo estatuto, es decir “la ficción deja de desempeñar un papel meramente ilustrativo o subordinado respecto a la argumentación”. (p. 193)
En mi cabeza se ha quedado grabada la oración “el que piensa escribe”. Inevitablemente se cuela el consejo de uno de mis maestros que decía, “para escribir, tienes que leer”. Entonces se me ocurre deducir el que piensa y escribe, lee. La lectura de esta obra me lleva entonces a pensarla, y de ahí el acto que llevo a cabo en este mismo momento. Escribir sobre lo pensado. Hacerlo de manera artística para que se cuele dentro del género del ensayo dependerá de las evaluaciones de los estudiosos, punto donde entran relatividades estéticas que bien es cierto puede ser que a muchos no les preocupe este hecho. Esta obra me hace pensar sobre el género degenerado tan heterogéneo que me parece que Alfonso Reyes se quedó corto al bautizarlo como “el centauro de los géneros”.
Este tipo de lecturas es la que encuentro de gran provecho por varias razones: iluminan sobre el tema, nos remiten a otras lecturas y autores, nos obliga a pensar y viajar mas hacia el fondo del tema. Ha sido positiva esta aventura aún cuando las expectativas iniciales que me hicieron acercarme a la obra fueran otras. Pensar el ensayo es leer y escribir ensayo. No está de más tomar el comentario de Virginia Woolf: pero que nos produzca placer. Liliana Weinberg ha escrito varias obras sobre el ensayo y se puede consultar mas al respecto en los siguiente enlaces:
Pagina de la autora : http://liliana-weinberg.com/
Rafael Jurado (Rhafhaell). Septiembre 2014.